En todas partes se está hablando sobre el “populismo”. Se habla de él en los debates políticos en la TV, en la radio y prácticamente en todos los diarios y revistas. No hay día en que no leamos columnas en la prensa latinoamericana, europea o norteamericana que nos adviertan sobre alguna amenaza “populista”. Puede ser en Argentina, en Venezuela, en China, Italia o Grecia. Incluso dentro de los Estados Unidos ya es muy común acusar a algunos políticos de ser “populistas”. ¿Es el populismo una plaga desconocida? ¿Está por todas partes y nadie puede explicar cómo se ha expandido tanto?
Quizás cuesta mucho definir qué es el populismo porque los que incursionan esta clase de política la distorsionan, entonces la sociedad se confunde, y cuando hay confusión hay mil versiones.
Si a los populistas se les acusan por mentirle al pueblo, por ser mentirosos. Y cabe destacar que mentir no es una cualidad exclusiva del populista o el fascista, pero sí lo es la forma en que utiliza la mentira para crear una razón mítica.
Según la Real Academia Española, el populismo es la “tendencia política que pretende atraer a las masas”. Pero hay una definición más completa aún: «el populismo es el mecanismo político donde el líder dice representar la voluntad del pueblo mediante un mito«. Esta definición sigue siendo incapaz de describir, en su totalidad, al populismo como movimiento o metodología política.
El populismo es hijo del fascismo, y en Argentina se lo pone de principal ejemplo, como populista clásico, al militar golpista, J. D. Perón. Para nosotros, en Uruguay, una de las principales diferencias entre el fascismo y el populismo es en la forma de llevar a cabo una estrategia. Para el uruguayo común, el fascista ataca en sus discursos a un enemigo y crea un plan para hacerlo, mientras que el populista espera que esto salga desde el “pueblo”.
El historiador Ernesto Semán decia en una nota a El Perfil: «El antipopulismo no es solo una oposición al populismo; tiene ideas específicas sobre cómo tiene que funcionar la sociedad».
Por otra lado, o mejor dicho, de nuestro lado uruguayo, nuestro presidente se expresa asi:
Estamos deseosos de recibir migración de todas partes del mundo
Luis Lacalle Pou
No nos queda más que citar la nota de El Financiero, que nos explica la realidad argentina y no nos deja mucho más que agregar:
La inseguridad urbana y la inestabilidad económica de Argentina llevaron a Alberto Barbieri, un empleado farmacéutico de 35 años, a concretar su decisión el 29 de febrero pasado: abandonar su departamento en la localidad de Bernal, en los alrededores de Buenos Aires, y utilizar sus ahorros para crear su propia panadería, ubicada en Colonia del Sacramento, en Uruguay.
Su nueva vida es, ahora, la de muchos otros argentinos que prefirieron trasladarse al país vecino antes de que se cerraran las fronteras con motivo de la pandemia, y luego de los cambios de rumbo que tomaron las economías de ambos países.
“Muchos quieren evitar las restricciones cambiarias, pagar menos impuestos y ven a Uruguay más estable, tras el cambio de gobierno, con reglas de juego más firmes”, explica Ignacio Meggiolaro, socio del despacho MBP Partners, que asesora a grandes bancos y gestores de fondos en Buenos Aires. “Hay preguntas para cambiar la residencia o comprar o constituir una sociedad anónima en Uruguay, para cambiar el centro de facturación del negocio”. [fuente]
Una respuesta a «¿A dónde se van los argentinos hartos del populismo? Solo cruzan el Río de la Plata [El Financiero]»
El populismo y el peronismo nos tienen verdaderamente hartos a los argentinos. Ya no vemos la hora que esas enfermedades se extingan!