A la recesión con la que venían, se les sumó el “mazazo económico” de la no-actividad por la cuarentena, cambios abruptos en las normas laborales y las idas/vueltas con los préstamos a tasas subsidiadas y con los programas de ATPs, los cuales no lograron ayudar a todas las empresas.
Ahora se suman restricciones cambiarias que dificultan la operación de importadores y exportadores, dejando a muchos “fuera de juego” si no cuentan con un asesoramiento especializado en este tema. Nunca fue fácil ser empresario en Argentina, pero ahora se complicó aún más y no se ve un panorama alentador.
Qué están haciendo los más dinámicos
Con la pandemia, se aceleró la competencia entre países para atraer inversiones y empresas; Argentina debe hacer algo si no quiere seguir perdiendo en ambas categorías. Hoy pierde por goleada con países como Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay, los cuales tienen un excelente clima de negocios, costos de producción mucho más bajos y en algunos de estos países, ventajas impositivas inigualables. ¿Lo mejor de todo? Los empresarios no necesitan irse a vivir a estos países para aprovechar estas ventajas. Y si le suman una correcta y prolija planificación fiscal, pueden estructurar sus patrimonios –incorporando sus nuevas empresas en el exterior- para optimizarlos fiscalmente frente a la fuerte y creciente presión tributaria actual. [fuente]